¿Qué es un psicópata? En su obra “Las personalidades antisociales” (1994), David Lykken explora las personalidades psicopáticas y sociopáticas, los diferentes subtipos que existen de las mismas y el papel que juegan los factores personales y de socialización que intervienen en la génesis de la violencia de los niños que desde bien pequeños apuntan a convertirse en delincuentes.
A lo largo de esta obra se hace patente lo que para él es uno de los componentes más decisivos en el futuro de un niño con mayor probabilidad de desarrollar un estilo de personalidad antisocial: los padres.
La mente del Psicópata: graves dificultades para socializar
Las personas afectadas por este trastorno no han desarrollado una conciencia ni hábitos de respeto por las leyes y normas que disuaden al resto de cometer actos antisociales, debido a peculiaridades inherentes que les dificultan o imposibilitan la socialización. Se caracterizan por tener rasgos innatos de carácter que les incapacitan total o parcialmente para socializar, o por periodos intermitentes de socialización y conducta antisocial.
Existen tres componentes de la socialización:
1. Escrupulosidad
Es la tendencia natural a evitar la conducta delictiva. Suele ser consecuencia del temor al castigo, tanto el que comporta un rechazo social del delito en sí, como el auto-infligido por la culpa y el remordimiento sentidos a posteriori.
Ello no quiere decir que la tentación a delinquir sea continua, ya que las conductas prosociales se han convertido en un hábito que aleja a la mayoría de los miembros de la sociedad de aquellas más reprobables. Este hábito no se consolida hasta la edad adulta, por eso hacia el final de la adolescencia el índice de criminalidad alcanza su mayor nivel. Este componente es resultado de la actividad parental y de las características de cada uno.
Las personas afectadas por este trastorno no han desarrollado una conciencia ni hábitos de respeto por las leyes y normas que disuaden al resto de cometer actos antisociales, debido a peculiaridades inherentes que les dificultan o imposibilitan la socialización. Se caracterizan por tener rasgos innatos de carácter que les incapacitan total o parcialmente para socializar, o por periodos intermitentes de socialización y conducta antisocial.
Existen tres componentes de la socialización:
1. Escrupulosidad
Es la tendencia natural a evitar la conducta delictiva. Suele ser consecuencia del temor al castigo, tanto el que comporta un rechazo social del delito en sí, como el auto-infligido por la culpa y el remordimiento sentidos a posteriori.
Ello no quiere decir que la tentación a delinquir sea continua, ya que las conductas prosociales se han convertido en un hábito que aleja a la mayoría de los miembros de la sociedad de aquellas más reprobables. Este hábito no se consolida hasta la edad adulta, por eso hacia el final de la adolescencia el índice de criminalidad alcanza su mayor nivel. Este componente es resultado de la actividad parental y de las características de cada uno.
2. Prosocialidad
Predisposición general hacia la conducta prosocial. Se va desarrollando gracias a los vínculos de afecto y empatía con las personas con las que nos relacionamos, lo que provoca que queramos gozar de los beneficios de este tipo de lazos y una voluntad genuina a comportarnos de la misma manera.
3. Aceptación de la responsabilidad adulta
Se refiere la motivación para participar de la vida en sociedad y la asimilación de la ética del trabajo, así como la aceptación de los valores de esfuerzo y superación personal como medio para lograr los objetivos personales.
No obstante, no hay que perder de vista que existen personas bien socializadas que en determinadas circunstancias cometerán delitos, mientras que otras, aunque no sean delincuentes, son holgazanas o de malvado carácter y se les puede considerar malos ciudadanos.
Causas y manifestaciones de la Psicopatía
Cleckley (1955) propuso que las emociones consecuencia de las experiencias vividas por los psicópatas de tipo “primario” están debilitadas en cuanto a la intensidad con la que les afectan. A través de la experiencia, las emociones y sentimientos guían y refuerzan este proceso de aprendizaje, construyéndose así una moral y un sistema de valores.
Pero lo que les ocurre a estos individuos es que las experiencias socializadoras normales son ineficaces para la creación de esta moralidad, que es el mecanismo a través del cual nos socializamos las personas. De ahí que fallen a nivel de establecer vínculos personales. Debido a un defecto innato, pueden verbalizar lo que saben de las emociones sin realmente comprender el significado de lo que están contando.
No obstante, sí que pueden llegar a sentir todos aquellos sentimientos que, de no albergar, no les llevarían a cometer las acciones, legales o ilegales, que cometen. En palabras de Gilbert y Sullivan:
“Cuando el delincuente no se dedica a su empleo, o no está fraguando sus pequeños planes delictivos, es tan capaz de sentir placer inocente como cualquier hombre honrado”.
-Fuente:
Psicología y mente
https://psicologiaymente.com/forense/psicopatia-psicopata
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