sábado, 11 de agosto de 2018

Psicopatía: ¿qué ocurre en la mente del psicópata?

Introducción a la Psicopatía

¿Qué es un psicópata? En su obra “Las personalidades antisociales” (1994), David Lykken explora las personalidades psicopáticas y sociopáticas, los diferentes subtipos que existen de las mismas y el papel que juegan los factores personales y de socialización que intervienen en la génesis de la violencia de los niños que desde bien pequeños apuntan a convertirse en delincuentes.
A lo largo de esta obra se hace patente lo que para él es uno de los componentes más decisivos en el futuro de un niño con mayor probabilidad de desarrollar un estilo de personalidad antisocial: los padres.



La mente del Psicópata: graves dificultades para socializar
Las personas afectadas por este trastorno no han desarrollado una conciencia ni hábitos de respeto por las leyes y normas que disuaden al resto de cometer actos antisociales, debido a peculiaridades inherentes que les dificultan o imposibilitan la socialización. Se caracterizan por tener rasgos innatos de carácter que les incapacitan total o parcialmente para socializar, o por periodos intermitentes de socialización y conducta antisocial.

Existen tres componentes de la socialización:
1. Escrupulosidad
Es la tendencia natural a evitar la conducta delictiva. Suele ser consecuencia del temor al castigo, tanto el que comporta un rechazo social del delito en sí, como el auto-infligido por la culpa y el remordimiento sentidos a posteriori.
Ello no quiere decir que la tentación a delinquir sea continua, ya que las conductas prosociales se han convertido en un hábito que aleja a la mayoría de los miembros de la sociedad de aquellas más reprobables. Este hábito no se consolida hasta la edad adulta, por eso hacia el final de la adolescencia el índice de criminalidad alcanza su mayor nivel. Este componente es resultado de la actividad parental y de las características de cada uno.

2. Prosocialidad
Predisposición general hacia la conducta prosocial. Se va desarrollando gracias a los vínculos de afecto y empatía con las personas con las que nos relacionamos, lo que provoca que queramos gozar de los beneficios de este tipo de lazos y una voluntad genuina a comportarnos de la misma manera.

3. Aceptación de la responsabilidad adulta
Se refiere la motivación para participar de la vida en sociedad y la asimilación de la ética del trabajo, así como la aceptación de los valores de esfuerzo y superación personal como medio para lograr los objetivos personales.
No obstante, no hay que perder de vista que existen personas bien socializadas que en determinadas circunstancias cometerán delitos, mientras que otras, aunque no sean delincuentes, son holgazanas o de malvado carácter y se les puede considerar malos ciudadanos.
Causas y manifestaciones de la Psicopatía
Cleckley (1955) propuso que las emociones consecuencia de las experiencias vividas por los psicópatas de tipo “primario” están debilitadas en cuanto a la intensidad con la que les afectan. A través de la experiencia, las emociones y sentimientos guían y refuerzan este proceso de aprendizaje, construyéndose así una moral y un sistema de valores.
Pero lo que les ocurre a estos individuos es que las experiencias socializadoras normales son ineficaces para la creación de esta moralidad, que es el mecanismo a través del cual nos socializamos las personas. De ahí que fallen a nivel de establecer vínculos personales. Debido a un defecto innato, pueden verbalizar lo que saben de las emociones sin realmente comprender el significado de lo que están contando.
No obstante, sí que pueden llegar a sentir todos aquellos sentimientos que, de no albergar, no les llevarían a cometer las acciones, legales o ilegales, que cometen. En palabras de Gilbert y Sullivan:

“Cuando el delincuente no se dedica a su empleo, o no está fraguando sus pequeños planes delictivos, es tan capaz de sentir placer inocente como cualquier hombre honrado”. 

-Fuente:
Psicología y mente
https://psicologiaymente.com/forense/psicopatia-psicopata

Perfil psicológico del pederasta: 8 rasgos y actitudes en común

No es infrecuente que de vez en cuando se publiquen en los medios de comunicación noticias respecto a casos en que uno o más adultos han sido detenidos por pederastia o aspectos vinculados a la práctica de actividades de índole sexual con menores.
Se trata de un fenómeno que no es tan aislado:se estima que alrededor de entre un 10 y un 25% de la población adulta ha sufrido en algún momento de su infancia ha sufrido a lo largo de su infancia algún tipo de abuso sexual (una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños).
Es por ello que desde la psicología, la criminología y otras disciplinas se ha analizado las características propias de quien realiza tal abuso: los pederastas. Si bien debido a la alta variabilidad en los casos existen una gran cantidad a tener en cuenta, a continuación se plantean una serie de características y elementos que se han encontrado con frecuencia a la hora de establecer un perfil psicológico del pederasta.


PEDERASTIA: DEFINIENDO EL CONCEPTO

Se considera pederastia aquella situación en la que un menor sufre un abuso sexual por parte de un adulto. Esto incluye todo tipo de conducta o comportamiento en que se use al menor como objeto sexual, aprovechándose para ello de la diferencia en madurez, edad o poder entre el menor y el otro sujeto.
En general estos sujetos suelen tener las capacidades mentales conservadas, siendo capaces de discernir a nivel cognitivo entre lo que está bien y lo que no. Es por ello que se les considera plenamente conscientes y responsables de sus actos, y por consiguiente imputables.
Tipologías de pederasta
Los intentos de clasificar la conducta y establecer un perfil básico del pedófilo y pederasta han conducido a la elaboración de algunas tipologías al respecto. Concretamente se ha reflejado la presencia de dos tipos básicos.

1. Pederasta situacional o incidental
Este tipo de abusador sexual no tiene una sexualidad restringida a los menores, teniendo con frecuencia pareja con la que puede establecer relaciones con normalidad. Este tipo de individuo no tiene una preferencia concreta por un tipo de víctima, sino que aprovecha las oportunidades que tiene de cometer abuso.
No es infrecuente que los pederastas de este tipo hayan sufrido asimismo abusos en la infancia. Se trata del tipo de pederasta más frecuente y el que más tiende a agredir a componentes de su misma familia.
2. Pederasta preferencial
Este tipo de pederastas suelen tener un mayor número de víctimas. Establecen una serie de características que les atraen más que otras, y suelen tener una vida más ligada a la búsqueda de su objeto de deseo.
No suelen tener pareja o de tenerla la utilizan como tapadera, y por lo general tienden a dedicarse o localizarse cerca de lugares con acceso a menores. Suelen tener un comportamiento más compulsivo que los situacionales.

Aspectos en común entre este tipo de sujetos
Si bien las circunstancias que rodean cada caso son particulares y no todas las características son aplicables a todas las situaciones, existe una serie de elementos que suelen ser comunes a los diversos tipos de pederastas.
1. Sexo y edad
Generalmente el perfil típico de pederasta es el de un sujeto pedófilo de edad media o avanzada. Suele tratarse de varones de entre treinta y cincuenta años de edad, si bien en muchos casos en que la conducta delictiva aparece desde la adolescencia.
A pesar de que en su mayoría se trata de hombres, existe un cierto porcentaje de casos que varía entre el 10 y el 25% en que las abusadoras son mujeres. En su mayoría, los perpetradores varones tienden a agredir a víctimas de entre ocho y trece años de edad. En el caso de las agresiones sexuales llevadas a cabo por mujeres, se han detectado especialmente que las víctimas tienden a ser o menores de cinco años o adolescentes.
2. Características de personalidad
Tal y como ocurre en el caso de los violadores, por norma general los pederastas no tienden a presentar comportamientos extraños. Su conducta es típica y habitual en la mayoría de las ámbitos vitales.
Sin embargo si es posible observar, especialmente en aquellos pederastas de tipo preferencial, la existencia de algunos patrones de personalidad relativamente consistentes.
En general, destaca la presencia de una muy baja autoestima y poca tolerancia al estrés. En muchos casos la conducta se lleva a cabo de manera impulsiva, como manera de deshacerse de un estrés de tipo psicosocial. Además,muchos presentan también sentimientos de inferioridad, dificultades en sus relaciones interpersonales (si bien no se trata de algo definitorio), y un cierto nivel de inmadurez. Suelen ser reservados y retraídos.
3. Falta de empatía
Si bien podría incluirse en el apartado anterior, esta característica merece una mención especial, y es que por norma general los pederastas tienen una considerable falta de empatía, en el sentido que no son capaces de conectar con el sufrimiento que su actuación genera en el menor atacado o eligen voluntariamente ignorar este hecho.
Sin embargo, esta falta de empatía suele expresarse solo en algunos casos, no en todos los tipos de relaciones sociales que mantienen. De algún modo, dejan de empatizar con ciertas personas a conveniencia, dependiendo de sus propósitos y motivaciones.
4. Suelen estar vinculados o emparentados con las víctimas
En la gran mayoría de los casos abusador y abusado mantienen algún tipo de vinculación, generalmente familiar, laboral o vecinal, siendo infrecuente que el acto de pederastia sea llevado a cabo por un desconocido.
Esto es así porque permite crear algún tipo de pacto que comprometa a ambas partes y que aporte cierta seguridad, una protección gracias a la cual será más dicícil que salten las alarmas y que las autoridades lleguen a averiguar lo que está ocurriendo.
5. Buscan el contacto con menores
Vinculado al punto anterior, por norma general los pedófilos y pederastas tienden a buscar el contacto frecuente con su objeto de deseo, los menores. Es por ello que en muchos casos se vinculan al mundo de la educación o buscan residencia en lugares con fácil acceso a menores.
De hecho, normalmente los pederastas son capaces de invertir meses o incluso años de contacto casi diario con niños y niñas antes de cometer un crimen. Se crean una coartada a ojos de conocidos y vecinos de modo que al principio no parezca extraño que se rodee de menores, y durante esta etapa minimizan el riesgo de que se les pueda detectar. Gracias a esta estrategia cada vez van ganando mayores posibilidades de estar a solas con los pequeños, ya que cuentan con la confianza de terceros, y la aprovechan.
6. Experiencias traumáticas previas
Si bien no es un hecho definitorio de la pederastia no es infrecuente que aquellos sujetos que llevan a cabo conductas de este tipo hayan sido a su vez maltratados y abusados en la infancia. Esto puede provocar que se dé un aprendizaje de la situación estimular en que el niño acaba asociando sexualidad a situación abusiva, replicando la misma situación en la adultez.
7. No suelen usar la violencia
Si bien en algunos casos ha habido elementos sádicos y crueles en la práctica de sus actividades sexuales, normalmente resultado de experiencias traumáticas previas o producto de otras alteraciones mentales, por norma general los pederastas no suelen emplear la violencia.
Su modus operandi suele basarse en el acercamiento y el establecimiento de una relación de confianza con el menor víctima de abuso, cosa especialmente evidente cuando tenemos en cuenta que la gran mayoría de casos conocidos se han dado entre individuos que ya se conocían de antemano. Ganan acceso a los menores por su trabajo, vínculos consanguíneos o a través de las redes (fenómeno conocido como grooming), fingiendo comprender las circunstancias vitales del menor y produciendo en ellos curiosidad y afecto, intentando aproximarse poco a poco.
De hecho, en muchos casos las propias víctimas no viven inicialmente el abuso como tal, siendo manipulados de manera que llegan a pensar que se trata de una especie de juego o una manera de relacionarse con ese adulto en cuestión.
8. Tienden a autojustificarse
Si bien en muchos casos los pederastas detenidos han manifestado un cierto alivio al ser detenidos, especialmente aquellos casos en que presentan sensación de culpabilidad, por norma general los pederastas tienden a minimizar la importancia del acto o los daños causados a la víctima.
Con frecuencia indican que la relación no es dañina para el menor, es aceptada y/o deseada por éste o que existe una vinculación afectiva que legitima el acto, no existiendo remordimiento por el abuso cometido.

-Fuente:
https://psicologiaymente.com/forense/perfil-psicologico-pederasta 

Most Evil: Los 22 niveles de la escala de maldad de Michael Stone

Michael Stone es un doctor especializado en psiquiatría forense de la Universidad de Columbia que ha dedicado la mayor parte de su vida a estudiar y analizar en detalle comportamientos de todo tipo de asesinos. Gracias a toda esa investigación, pudo elaborar la escala de la maldad.
Most Evil: elaborando una escala de maldad
Stone dirigió el programa Most Evil  en el canal Discovery Max, donde expone dicha clasificación que él denomina “escala de maldad”. En los distintos capítulos del programa se muestra la vida y crímenes de varios asesinos, sobre los cuales se realiza una investigación y se explica cada caso en detalle, teniendo en cuenta todos los factores que hayan podido influir, predisponer y explicar el porqué de su conducta, para poder clasificarlo posteriormente en dicha escala.
Una herramienta para valorar el grado de psicopatía


La escala de la maldad fue creada minuciosamente atendiendo a muchos tipos de factores: ambientales, neurológicos y genéticos. El objetivo era desglosar cada caso en unidades pequeñas, como si de moléculas se tratase, para así tener la mayor precisión posible y determinar la razón por la que una persona puede llegar a cometer algo tan atroz como un asesinato.
En la escala de la maldad se plantean preguntas que ayudan al profesional a conocer las particularidades de cada caso. Por ejemplo, exploran si el sujeto tuvo una infancia traumática, sus motivaciones para cometer asesinatos, por qué tienen preferencias por unas víctimas u otras... Un punto clave en esta escala de maldad es, valga la redundancia, la maldad y el sadismo propiamente dicho plasmado en el crimen, es decir, la meditación de éste, el método de muerte que se utilizó, etc. Por tanto, se utilizan juicios de valor, de moralidad, de ética y otros para clasificar a los sujetos en un punto en concreto dentro de esta escala.
Analizando la mente y el cerebro del asesino

En adición, Stone nos permite adentrarnos profundamente en la mente del asesino, examinando cómo funciona el cerebro de las personas que cometen delitos de sangre, así como sus sentimientos hacia la víctima en función del grado de maldad en el que se encuentren a partir de su escala de maldad.
En algunas ocasiones se complementa la información con pruebas de escáner cerebral, haciendo visualizar a la persona diferentes fotografías y palabras desagradables emocionalmente, o bien de lo contrario, es decir, imágenes que evocan sentimientos positivos como el amor.
Los 22 niveles de maldad

La escala en cuestión es una jerarquía que asciende progresivamente desde el nivel 1 hasta el 22, siendo mínima o nula maldad (nivel 1) a máxima (nivel 22).
Después de esta introducción, vamos a conocer el modelo de la escala y sus distintos niveles.
  1. Nivel 1: mataron exclusivamente en legítima defensa, no muestran ningún tipo de tendencia psicopática.
  2. Nivel 2: crímenes pasionales cometidos por amantes celosos. Pueden resultar inmaduros y/o egocéntricos pero no son psicópatas.
  3. Nivel 3: compañeros, socios o amantes entusiastas de peligrosos homicidas. Tienen personalidad impulsiva y aberrante con rasgos antisociales.
  4. Nivel 4: matan en autodefensa, pero provocaron en gran medida que sucediera la agresión hacia ellos.
  5. Nivel 5: individuos traumatizados psicológicamente que están desesperados y asesinan a familiares que abusaron sexualmente de ellos. Pueden incluirse drogodependientes que el motivo de su asesinato es para conseguir dinero o droga, pero no poseen características psicopáticas significativas. Tienen cierto remordimiento por los actos cometidos.
  6. Nivel 6: actúan impulsivamente, “en caliente”. No tienen características psicopáticas marcadas.
  7. Nivel 7: individuos altamente narcisistas, no distinguibles de personas con algún tipo de trastorno psicótico, matan a gente de su entorno principalmente por celos o pasión.
  8. Nivel 8: personas no psicópatas pero con altos niveles de furia reprimida, llegan a matar cuando algún evento la desencadena o enciende.
  9. Nivel 9: amantes celosos despechados con características psicopáticas.
  10. Nivel 10: asesinos que mataron a gente que se interponía en su camino o testigos que pudieran delatarle. Tienen personalidad egocéntrica pero no psicopática claramente distinguible.
  11. Nivel 11: lo mismo que el nivel diez pero esta vez con personalidad psicopática notable.
  12. Nivel 12: psicópatas ansiosos de poder que asesinaron cuando se sintieron acorralados.
  13. Nivel 13: psicópatas repletos de furia, los cuales perdieron el control de ésta.
  14. Nivel 14: conspiradores psicópatas despiadadamente egocéntricos, desean obtener un beneficio de alguien.
  15. Nivel 15: psicópatas multihomicidas que en un día de estallido de furia (spree killing) matan a tantas personas se crucen por delante suyo a sangre fría.
  16. Nivel 16: psicópatas que cometen varios o múltiples actos criminales, no se conforman con asesinar una vez y pueden incluir actos viciosos.
  17. Nivel 17: asesinos seriales sexualmente perversos y torturadores-asesinos, aunque su finalidad principal es la violación pues el homicidio posterior es con el propósito de que la víctima no lo denuncie.
  18. Nivel 18: homicidas que suelen torturar previamente a sus víctimas, aunque su principal motivación es el asesinato.
  19. Nivel 19: psicópatas inclinados hacia el terrorismo, la subyugación, violación e intimidación.
  20. Nivel 20: torturadores y asesinos psicóticos en quienes la tortura es la principal motivación.
  21. Nivel 21: psicópatas interesados en extremo en la tortura, pero de quienes no se sabe a ciencia cierta si han cometido homicidios.
  22. Nivel 22: torturadores extremos y asesinos psicopáticos, los cuales la tortura es la principal motivación. Sus crímenes involucran tortura sexual prolongada, seguida por el asesinato de sus víctimas.

-Fuente
Psicología y mente
https://psicologiaymente.com/forense/niveles-maldad-escala-michael-stone 

viernes, 10 de agosto de 2018

Política Criminal - Noción, objetivos, concepto y relación con la sociedad

  • NOCIÓN DE POLITICA CRIMINAL.
Se llama así a la manera como la colectividad reacciona organizadamente, frente a las acciones delictuosas que amenazan su cohesión o su desarrollo armónico.
La disciplina que estudia esta faceta del control social recibe, igualmente, el nombre de política criminal. Es tarea de esta disciplina, no sólo la descripción de la reacción social contra la delincuencia, sino también determinar los lineamientos que deberían seguirse a fin de lograr una mayor eficacia.

Por esto, se ha considerado que la política criminal se presenta bajo dos aspectos:
  1. Como una disciplina o un método de observación de la reacción anticriminal; tal como es, efectivamente, practicada
  2. Como un arte o estrategia de lucha contra la delincuencia; elaborada a partir de los datos y enseñanzas aportados por la observación objetiva.

La política criminal es, en consecuencia, una parte de la política jurídica del Estado, la que a su vez es parte de su política general.
La programación y realización de una correcta y coherente lucha contra la delincuencia, depende del apoyo y fomento de los estudios tendientes a describir el sistema de reacción social y a de terminar los lineamientos y los medios más eficaces.

  • OBJETIVOS
-Objetivo general: 
Identificar la formulación y configuración de la política criminal dentro de los parámetros del plan de seguridad democrática, observando los lineamientos trazados para estos fines.

-Objetivos específicos
 Caracterizar la elaboración de la política criminal de acuerdo a los parámetros elaborados para el plan de seguridad democrática para cada país. Determinar las acciones de la política criminal las preventivas, preventivas punitivas y las punitiva. Conocer los distintos programas en que se apoya el plan de seguridad democrática para prevenir la criminalidad en los distintos sectores que se encuentran intervenido por este. Saber cuales son las instituciones que participan en la configuración de la política criminal.


  • CONCEPTO DE LA POLÍTICA CRIMINAL
Para definir la política criminal vamos a tomar en cuenta las diversas concepciones de distintos fuentes con relación a la materia. La política criminal es un sector de las políticas que se desarrolla en una sociedad, predominantemente desde el Estado. Ella se refiere al uso que hará el estado del poder penal, es decir, de la fuerza o coerción estatal en su expresión más radical.
La política criminal es, en síntesis, el conjunto de decisiones, instrumentos y reglas que orientan el ejercicio de la violencia estatal que es una coerción penal hacia determinados objetivos. Se considera que la política criminal no es una ciencia, si no, que se trata de una política o conjunto de políticas. No obstante, como pasa con cualquier sector de la realidad, es posible una aproximación científica a ella. Esta aproximación se puede realizar desde distintas disciplinas que se conectan con la misma: desde el Derecho penal, La criminología, el Derecho Procesal Penal, la Sociología criminal, la Ciencia Política, etc. Ella es el trasfondo común del ideal de una ciencia penal integral.
Claramente se debe diferenciar a la política criminal como realidad social del poder del poder, de cualquier conocimiento sobre ella. También se debe diferenciar esa realidad de la denominación de algunas escuelas u orientaciones científicas que se les ha llamado escuelas de política criminal en especial vonz Liszt. Como toda política, la política criminal se orienta según finalidades, objetivos y metas.
La política criminal nunca tienes objetivos totalmente independientes, en realidad ella es una política de segundo nivel, ya que sirve de soporte o para fortalecer a otro tipo de políticas tales como económica, social, ambiental, familiar etc. No obstante también existen ciertos objetivos autónomos de la política criminal: ellos se relacionan con los límites al poder penal y se fundan en la necesidad de establecer una política criminal respetuosa del ser humano.
Franz Von Liszt, es el "conjunto sistemático de principios garantizados por la investigación científica de las causas de las infracciones y de la eficacia de la pena, según los cuales dirige el Estado la lucha contar el crimen por medio de la pena y de sus formas de ejecución"; en síntesis podemos decir que es el conjunto sistemático de principios, según los cuales deben organizar el Estado y la sociedad la lucha contra la criminalidad.
Von Liszt define la política criminal en dos sentidos: el sentido estricto y el sentido amplio. En sentido estricto la Política Criminal significa el conjunto sistemático de aquellos fundamentales principios según los cuales el estado tiene que sostener la lucha contra la criminalidad por medio de la pena y de sus instituciones afines como casas de educación y corrección, casas de trabajo, etc.
En su sentido amplio entiende por política criminal el conjunto sistemático de los principios fundamentales basados en una investigación científica de las causas de los delitos y de los efectos de la pena, según los cuales el Estado por medios de la pena y sus instituciones afines, sostiene la lucha contra los crímenes.

  • EL DELITO COMO PROBLEMA SOCIAL
Si bien el delito es toda aquella conducta prohibida por la ley penal, la perspectiva normativa resulta insuficiente para comprender y prevenir la criminalidad. En efecto, el delito también constituye un conflicto que involucra a personas en su relación intersubjetiva y que se manifiesta en un contexto social determinado.
El delito representa un síntoma o indicador de conflictos que no encuentra una solución satisfactoria y pacífica a través de otros mecanismos comunitarios o institucionales. Esta perspectiva hace posible apreciar la criminalidad como un problema social y comunitario, de carácter permanente y de naturaleza aflictiva, pues tanto la victimización como la propia intervención estatal frente al delito suelen ser portadores de altos componentes de violencia.
Debe tenerse en cuenta que la violencia, en un sentido amplio, comprende el ejercicio de un poder o supremacía sobre otra persona, a través de la fuerza física o psíquica.
Muchos delitos cuentan con claros ingredientes violentos (así, una muerte causada en una riña, un robo a mano armada, un arrebato callejero, etc.), pero también existen otras manifestaciones violentas que no se encuentran tipificadas por la ley como delitos. Además, no todos los delitos conllevan el mismo grado de violencia.
El delito, la violencia y la inseguridad afectan fuertemente la calidad de vida de las personas, especialmente en las grandes ciudades, pues provocan efectos en los comportamientos individuales, causan daños muchas veces irreparables, debilitan las instituciones e impactan sobre la economía de un país.


POLÍTICA CRIMINAL Y SOCIEDAD
No existe sociedad sin política, la política se ubica en el marco constituido por el poder y es quien regula el fenómeno básico del consenso social. La política se aplica desde el estado o desde el poder institucionalizado pasando a ser coerción estatal.
Cuando la coerción estatal alcanza un nivel de intensidad estamos hablando de coerción penal. La política criminal comprende, en consecuencia, el conjunto de decisiones relativas a los instrumentos reglas, estrategias y objetivos que regulan la coerción pena. Y forma parte del conjunto de la actividad política de una sociedad.
Existen otras definiciones de política criminal y es notable la diferencia de planos o niveles, lo que origina no pocas discusiones falsas.
Dentro de este ámbito conviene distinguir:
  1. La política criminal como fenómeno social.
  2. Los distintos modelos de política criminal.
  3. El conjunto de conocimientos o técnicas que utiliza la política criminal.
  4. Las diferentes escuelas o doctrinas de política criminal.
  5. La definición que hemos dado describe un sector de la realidad social.
-Fuente
G. Pérez y asociados
http://expertoenderecho.blogspot.com/2010/11/concepto-de-la-politica-criminal-el.html 

miércoles, 21 de febrero de 2018

Reacciones del interno al entrar al reclusorio

Desde una perspectiva institucional el ingreso del individuo que ha cometido un delito implica asumir la responsabilidad del tratamiento. Al ingresar a una institución penitenciaria se presenta el individuo con un bloqueo emocional y estrés. Se mencionan las siguientes formas vivenciales y de reacción.

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  • Reacción depresiva

El individuo se siente desvalorizado en su personalidad, está triste, no habla o presenta lenguaje lentificado, al igual que psicomotricidad y percepción. Sentimientos de culpa y minusvalía, siente que el ambiente le exige y que él no puede responder. Verbaliza que no hay motivos para seguir viviendo, se desprecia, se avergüenza. Tienen como consecuencia abandono de sí mismo, higiene, alimentación y debilidad física. No trabaja ni participa en actividades. Incluso pueden llegar a desarrollar alguna enfermedad mental y en casos graves, el suicidio (en ocasiones sucede inmediatamente al llegar al centro)

  • Reaccion impulsiva-agresiva

La angustia es la base conflictiva que tiene el ser humano. El sentimiento del individuo al ingresar a un centro penitenciario se traduce en agresión hacia los custodios, empleados y otros internos.
La conducta agresiva puede ser:
Verbal: reproches, insultos, amenazas
Física: golpear, ya sea con su cuerpo u otros instrumentos
Fuga: conducta impulsiva de pánico ante el encierro.

  • Reacción de pasividad

El individuo acepta todo lo que se le ordene. Esta adaptación no es inmediata, sino progresiva. Solicita actividades, no crea conflictos. Por lo general son individuos que aceptan su acción delictiva y por lo tanto su permanencia en la cárcel.
Angustia relacionada con la familia lo que puede resultar en agresión a la hora de visita.

  • Reacción de manipulación

Es una conducta de seducción y engaño con el fin de obtener información, colocación o función dentro del centro. Especialmente con las autoridades.
Es un individuo inteligente, culto, consigue puestos administrativos dentro de la institución, se gana la confianza de la autoridad y conoce el manejo interno.

  • Reacción de oposición

Adopta un comportamiento rebelde, se opone a examen medico, psicológico, etc. Rechaza la alimentación y el dormitorio asignado, y la visita familiar. Tiende a la autodestrucción. Comete repetidas y compulsivas conductas delictivas dentro de la institución, sobre todo robo a internos.

-Fuente:
El estudio del delincuente: Tratamiento penitenciario
Raquelinne Bobadilla

Interrogatorio contra entrevista

Para muchos agentes policiales, junto con el resto de la población civil, puede ser que ambos conceptos estén perfectamente separados y diferenciados, ya que mientras que el concepto entrevista se aplica a la actividad civil (búsqueda de empleo, relaciones comerciales, selección de personal, castings de todo tipo), el concepto interrogatorio se mueve únicamente en el ámbito policial (también se puede dar en el ámbito familiar) y en casos de comisión de algún tipo de delito o falta.

Esto que podría entenderse perfectamente en los años 50, hoy día no se sostiene en toda su amplitud, siendo ambos conceptos mucho más similares, y estando mucho más próximos, que lo que la mayoría cree.

Ha habido autores que se han dedicado al estudio de una de estas técnicas, algunas veces con exclusión de la otra, como algo totalmente diferente y especial, otras veces estableciendo diferencias mas o menos sutiles pero, por desgracia, casi todos ellos son americanos o ingleses, con muy poca investigación en nuestro país.

En cuanto al interrogatorio podemos distinguir, de forma muy especial, a los miembros de la Reid Corporation, que iniciaron su andadura allá por los años 1947, y su importancia radica en que sus manuales, cuya primera impresión se llevo a cabo en 1962, reimprimiéndose de forma ininterrumpida durante diez años, encontrándose actualmente publicada su cuarta edición (2004), a las que se han ido agregando otros autores, además de Reid (Inbau, Buckley y, por último, Jayne), son utilizados como libro básico de estudio en las numerosas academias, de los numerosos cuerpos policiales existentes en Estados Unidos.

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Una de sus aportaciones, evaluada por unos positivamente, negativamente por otros muchos, es su técnica del Interrogatorio de nueve pasos que, según los autores (algunos de ellos ex-directores y ex-miembros de la Policía de Chicago), es de aplicación a aquellos individuos que “parezcan”, de forma “definitiva o razonablemente segura” ser los culpables de haber cometido el delito del que se le acusa, apreciación que unida al conocimiento sobre la actuación y dirección de las investigaciones policiales (las dirigen los fiscales no los jueces), no nos proporciona mucha base científica para confiar en el respeto a la presunción de inocencia. En definitiva, dando por supuesta la culpabilidad, el interrogatorio tiene como finalidad (paso noveno) obtener la confesión escrita de la culpabilidad del interrogado.

En relación con los estudios iniciados por la Rand Corporation para proporcionar a los policías una herramienta verdaderamente válida y eficaz para obtener el testimonio de los implicados en actos delictivos, especialmente víctimas y testigos, surge la denominada y, hoy día, ampliamente utilizada por las policías de numerosos países, Entrevista Cognitiva (EC) como alternativa a la técnica de interrogatorio (Fisher, Geiselman y los colaboradores de ambos).

Por suerte, desde ya hace algunos años, se viene enseñando la técnica de la Entrevista Cognitiva como materia que se imparte en los Cursos de Policía Judicial que se desarrollan en la Escuela de Especialización del Cuerpo, aunque, en mi criterio, esta técnica, por su eficacia, debería ser conocida y aplicada por todos y cada uno de los Guardias Civiles que están en contacto con el público en general (atención al ciudadano, oficina de denuncias, etc.).

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Pasamos a entrar en el detalle para diferenciar una de otra técnica.

La diferencia operativa más importante entre ambas técnicas, como ya hemos dicho, son los sujetos a los que se aplican, el interrogatorio a los sospechosos, acusados o testigos de mala fe, la entrevista a víctimas y testigos honestos. La base de esta diferente aplicación la encontramos en las características específicas propias de cada una de las técnicas, sin que esta aplicación sea exclusiva y excluyente.

La finalidad de ambas también es diferente. Con el interrogatorio se persigue, en la mayoría de los casos, poder obtener datos para responsabilizar a alguien del delito, delimitar el nivel de participación en caso de pluralidad de autores y proceder a su imputación. Con la entrevista perseguimos, fundamentalmente, obtener toda la información posible sobre como sucedieron los hechos, dado que las personas a las que se les aplica tienen poca participación en el proceso penal consecutivo. Esta finalidad se consigue a través de dos procesos bien diferenciados:

Del Interrogatorio:
  • Es un proceso acusatorio, caracterizado por el comportamiento del interrogador y la naturaleza de las preguntas. El interrogador tiene el control del procedimiento, no manifiesta empatía con los interrogados y la secuencia de la relación establecida se caracteriza por un sistema cerrado de “pregunta-respuesta”, altamente estructurado
  • En su desarrollo se delimitan claramente las dos figuras implicadas, la figura de la autoridad y la del detenido, lo que unido al escenario (el cuartel, la sala de interrogatorios, elementos de inmovilización, el uniforme, etc.) concede a uno la fuerza psicológica que al otro le quita.
  • Antes de su inicio, el interrogador debe tener el mayor conocimiento posible de las características del hecho cometido y de la persona que supuestamente lo cometió. De ser posible, realizará previamente las necesarias entrevistas con víctimas y testigos, para completar la información del hecho. En el sistema americano durante el interrogatorio no se escribe nada hasta después de conseguir una declaración verbal de culpabilidad, y siempre es puesta por escrito por el interrogado. En nuestro caso debemos de estar a lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
  • La manifestación por parte del detenido a su derecho a no declarar ante los cuerpos policiales, no debe llevar a sus miembros a la adopción de ningún tipo de medida coercitiva. Por el contrario, esto debe estimularle a ser mucho mas preciso y eficaz en la consecución de otro tipo de pruebas, pruebas que seguro tendrán más fuerza jurídica que la mera declaración del acusado.
  • La duración y el número de interrogatorios a realizar está limitado por el tiempo que la ley autoriza para mantener a un sospechoso en la situación de detención y la presencia obligatoria del abogado.
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De la Entrevista:
  • Es un Proceso no acusatorio, en el que debe establecerse un rapport (compenetración) de confianza y seguridad entre las partes, dado que entre ambos existe una comunidad de objetivos e intereses (castigar al culpable, recuperar objetos, restablecer una determinada situación ahora alterada de forma violenta, etc.)
  • Su desarrollo está poco estructurado para permitir un flujo constante de información. Al contrario que en el interrogatorio, el peso del proceso recae en el entrevistado, lógico por otra parte, dado que éste es el que posee la información que a nosotros nos interesa conocer. Es por eso por lo que se le debe dejar al entrevistado que relate libremente, y sin interrupciones, todo lo que sabe, si bien en caso de una deriva grave de nuestro objetivo por parte del entrevistado, puede el entrevistador reconducir el tema para centrarlo de nuevo sobre los aspectos centrales del hecho.
  • Su escenario de desarrollo puede ser cualquiera, preferiblemente aquel en el que el entrevistado se encuentre más cómodo, desaconsejándose los establecimientos oficiales, el uso de uniforme, portar armas, etc., especialmente en el caso de menores implicados.
  • Lo que caracteriza a este tipo de entrevista, y la dota de “apellido”, es el uso de sus cuatro estrategias cognitivas: a) la reinstauración mental del contexto, b) Estimular a decirlo todo, c) cambio de orden y, d) cambio de perspectiva, todas ellas tendentes a ayudar al entrevistado en su tarea de recordar, si bien todas ellas no tienen la misma eficacia. En la Tabla 2, exponemos de forma breve una explicación de las estrategias cognitivas.
  • Por último, no es necesaria la presencia de representante legal.
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Llegados a este punto es muy común que se planteen, especialmente, dos preguntas: 
  1. ¿Se puede emplear la entrevista cognitiva en todos los casos y con todas las personas?
  2. ¿Hay entre ambas técnicas gran diferencia en el tiempo de aplicación?

La contestación a las mismas es fácil. La Entrevista Cognitiva es una herramienta tan flexible que permite su uso en casi todas las situaciones y para todas las personas teniendo tan solo en cuenta unos básicos principios lógicos. La gravedad del delito nos marcará la aplicación de todo el proceso o solo parte de él, dado que no es lo mismo un delito de homicidio o agresión sexual que un robo de un bolso en un establecimiento comercial o por el procedimiento del tirón. Con respecto a las personas su aplicación, más o menos profunda, dependerá de lo que conozca sobre el tema, su formación, su edad, su implicación en el hecho, su emocionabilidad, su capacidad retentiva y memorística, etc. Por supuesto que también puede utilizarse con el sospechoso, si bien utilizaríamos la entrevista estructurada con preferencia a la cognitiva (no emplear las estrategias cognitivas) y sólo sería necesario no perder el control de la entrevista en ningún momento, no empatizar y utilizar de forma constante preguntas de tipo cerrado para evitar la posibilidad de diferir el control.

Respecto al tiempo a emplear en cada una de estas estrategias hemos de decir que cualquier interrogatorio no preparado tendrá una mayor duración que la mejor Entrevista Cognitiva, obteniendo, sin duda, menores resultados con el primero de ellos, y, como acabamos de decir, no siempre será necesario aplicar el procedimiento “largo”. Por otra parte, en una entrevista siempre se obtendrá un mayor número de datos de valor para la investigación que con el mejor de los interrogatorios, y nunca olvidemos que uno de los mayores peligros para la eficacia de una investigación es la prisa.

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Interrogatorio de nueve pasos de Inbau, Reid y Buckley (1986).
  1. PASO 1 CONFRONTACIÓN POSITIVA DIRECTA. Establecimiento de la primera relación con el sospechoso y mutua identificación y presentación de los cargos.
  2. PASO 2 DESARROLLO DEL TEMA. No tiene que estar relacionado directamente con el delito cometido, aunque debe estarlo de forma indirecta con actos, resultados o implicaciones de este tipo de delitos. Se presentan excusas morales, se minimiza el hecho, el resultado o las implicaciones provocadas por la comisión del hecho, siempre sin que se llegue a liberar la responsabilidad del autor por el acto cometido o bien se inicia una empatía con el acusado.
  3. PASO 3 MANEJAR LAS NEGATIVAS. Una negativa es una respuesta básica a una acusación falsa. Esta fase es la más crítica para el interrogador, dado que su actuación puede quedar afectada de inconstitucionalidad (la 5ª Enmienda o Ley Miranda). Puede aparecer de forma inmediata al Paso 1 y está relacionada con la actitud y el comportamiento del interrogador para determinar la inocencia o culpabilidad del sospechoso.
  4. PASO 4 VENCER LAS OBJECIONES. Cuando un sospechoso culpable se da cuenta de la inutilidad de sus negativas cambia de táctica para mantener el control de la conversación y razona los motivos por los que la acusación es falsa para intentar convencer al interrogador. Cambia la negativa por la objeción (el inocente se mantiene firme en la negativa). En la detección del cambio y el manejo de las objeciones está el éxito del interrogador.
  5. PASO 5 OBSERVAR Y MANTENER LA ATENCIÓN EN EL SOSPECHOSO. Dominadas las objeciones por el interrogador, el sospechoso cambia de conducta. Se vuelve mas pensativo, habla menos, da la impresión de estar ausente del interrogatorio, juguetea con su ropa, pelo o uñas o realiza cualquier tarea distractora. Si el interrogador no es capaz de reconocer esta situación y mantener la atención del sospechoso, puede perder todo el esfuerzo hecho hasta ese momento.
  6. PASO 6 MANEJAR LA PASIVIDAD DE LOS SOSPECHOSOS. A este nivel del interrogatorio el sospechoso culpable puede asumir una postura derrotista y sentirse abatido y deprimido por la eficacia del interrogador y anticipar consecuencias. Es el momento de volver a concentrarse en lo principal del tema expuesto en el Paso 2 y preparar las bases para la presentación de las posibles alternativas.
  7. PASO 7 PRESENTAR ALTERNATIVAS. En el ámbito del interrogatorio, una alternativa es la posibilidad presentada al sospechoso de elegir entre diferentes alternativas para explicar la posible comisión de un delito. Es un mecanismo que permite al autor “salvar la cara”, aliviarle el peso y hacer que comience a decir la verdad.
  8. PASO 8 CONDUCIR AL SOSPECHOSO EN LA CONVERSACIÓN. De aceptar alguna de las alternativas está aceptando por primera vez su culpabilidad, y desarrollar esta admisión es la finalidad de este paso.
  9. PASO 9 LA CONFESIÓN ESCRITA. Conseguir que el sospechoso ponga por escrito todo lo establecido en es paso anterior.
-Fuente
Interrogatorio versus entrevista
Fdo.: Dr. José Ibáñez Peinado

El ingreso a la instiución penitenciaria

Según H. Marchiori (1982) una de las mayores situaciones de estrés desde el punto de vista existencial es la pérdida de la libertad, cuyas consecuencias son: la incomunicación con el núcleo familiar y con la comunidad, el cambio radical del modo de vida y de las relaciones interpersonales, las limitaciones psicomotrices, las limitaciones culturales y especialmente la percepción existencial del tiempo.

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Es decir, el ingreso de una persona a la cárcel implica para ella un cambio existencial muy importante que genera un alto nivel de angustia y de temor indiscriminado. A esto se lo denomina “Crisis de ingreso”.
Profesionales del Servicio Penitenciario de Buenos Aires, mencionan una variedad de síntomas que pueden presentarse en la persona privada de libertad, y consideran además que esta crisis puede agravar o acentuar síntomas que los internos padecían con anterioridad, a saber:

  • Trastornos leves o severos en la atención, memoria, concentración, percepción y abstracción: es decir, dificultades para conservar las funciones intelectuales básicas y/o superiores.
  • Pobreza e inhibición severa del pensamiento y la afectividad.
  • Debilidad mental a consecuencia de problemas constitucionales (genéticos, orgánicos, etc.)
  • Pseudodebilidad (generados por estados de carencia o institucionalización temprana en orfanatos o institutos de menores).
  • La acentuación de trastornos conductuales, como la agresividad, irritabilidad crónica, hiperkinesia, etc.
  • Trastornos relacionales, como dificultades en relacionarse con sus pares, trastornos verbales o incapacidad de demostrar sentimientos.
  • Conductas depresivas o trastornos severos de la ansiedad.
  • Conductas psicóticas o pre psicóticas, como ideas delirantes, conductas paranoicas, fobias al encierro, etc.
  • Manifestaciones de conductas adictivas, las mismas pueden ser por primera vez, u originadas previamente al encierro.A partir de su inclusión en la institución penitenciaria generalmente se realiza un diagnóstico de la misma, el cual permite delimitar las líneas generales del tratamiento a seguir durante su internación penal.

Dicho diagnóstico clínico criminológico no sólo está compuesto por un estudio psicológico, sino también por un estudio médico, odontológico, pedagógico, psiquiátrico, laboral, familiar, etc. Es decir que se realiza un diagnóstico integral de la persona, para delimitar el tipo de tratamiento a seguir.

- Fuente:
Programa interdisciplinario de reinserción
María Emilia Gobbo